Tengo muchas ganas de contaros mi experiencia recorriendo algunos países europeos así como las lecciones que aprendí al viajar sola por Europa. Me gustaría hacerlo de una forma que os anime también a vosotras, y vosotros, a experimentar esta experiencia. Europa siempre ha sido un continente que me inspira muchísimo. El viejo continente ha protagonizado mis libros preferidos y desde niña me ha llamado la atención su historia y cultura.
Ya he escrito en algunas ocasiones sobre las razones por los que viajar sola al menos una vez en la vida, y todo los aprendizajes que he sacado de esos viajes. Para mi viajar siempre fue una prioridad que no sabia muy bien como cumpliría en mi vida adulta. Mi experiencia más que estrictamente planificada ha sido un poco flexible. Usando la técnica de prueba-error y -aprovecha la ocasión-.

Tabla de Contenidos
Mi experiencia viajando sola por Europa
1. Italia
La primera toma de contacto viajando en general. Y también mi primer viaje en solitario.
Llena de miedo y con muchas dudas de cómo me las iba apañar en el viaje. Nunca había cogido un metro o avión yo solita y ya ni te cuento en otro idioma. Así que mi viaje empezó con un montón de interrogantes, más los añadidos por tus conocidos, pero eso no me impidió coger mis ahorros de esos meses y lanzarme de lleno a conocer la preciosa Italia.
Aunque tomé muchas medidas para que todo fuera bien, hotel con antelación, vuelos y tickets que revisaba un día si y otro también. Leía un montón de blogs y algunos consejos que me daban conocidos. Lo cogí todo, lo envolví, y me fui a Italia una semana completa.
Digamos que me sentí un poco acosada por los italianos pero todos sabemos que así es Italia. No obstante, procuraba organizar mi rutas por sitios conocidos de Roma y también llegaba al hotel antes del atardecer. Así cada día.
Recorrer Roma fue relativamente fácil con un simple mapa, y mira que soy torpe para ubicarme. La ciudad tiene una forma donde la mayoría de cosas que quería visitar las tenia a pocas calles unas de otras. Por aquel entonces no existía el roaming así que no imagino la angustia de mis pobres padres cada día. Y la mía también ya que no tenia la facilidad de guiarme con el mapa digital que te indica por dónde tenias que ir.
Gracias a la amabilidad de los romanos nunca me sentí realmente perdida, siempre encontraba el camino y conseguía llegar a donde quería. A los pocos días ya entendía mejor el mapa y me era más fácil preguntar a cualquiera cómo podía llegar a los sitios.
Entre todo lo que me perdía, las caminatas de un lado a otro, entre medias descubrí heladerías y restaurantes maravillosamente ricos y muy económicos. Algunos me los apuntaba e intentaba volver al día siguiente si me quedaba a mano.
Mi sitio preferido durante mi estancia en Roma fue Trastevere. Dentro los mil callejones siempre te espera una tienda, cafetería o placita para admirar. Descubrí que es un rincón de la ciudad para comer rico y barato.



En Italia aprendí las siguientes lecciones:
- Uno nunca tiene cuidado de más y menos cuanto viajas sola. Sé precavida siempre.
- Hablar inglés te facilita mucho las cosas y esto fue lo que me llevo a aprenderlo lo mejor que me fue posible.
- Existe un código entre viajeros que hace que nos ayudemos unos a otros. Más cuando vemos algún viajero solitario.
- En el meollo del viaje los miedos se disipan y cada vez tienes más seguridad en ti misma.
- Italia a pie te permite descubrir rincones únicos fuera de las guías turísticas. También caminando es como se encuentran los sitios más auténticos y baratos de la ciudad.
Nunca me robaron viajando sola, esto se lo debo a mi TOC de cuidar mis pertenencias y no confiar aquello que me era imprescindible a nadie. Además de estar atenta y confiar en mi instinto.
2. Inglaterra
Aquí ya me sentía un poco más capaz de afrontar algunas situaciones viajando sola pero aún tenia que vérmelas con el idioma. Una cosa es chapurrear lo básico en inglés y otra muy distinta es, no solo hacerse entender sino, entender a los demás.
Las primeras semanas en Sheffield fueron duras y tenía que ponerme al día con el funcionamiento del transporte público. Ya que si seguía cogiendo el tren al centro de la ciudad me iba a arruinar.
Con el paso de los meses fui descubriendo los autobuses que mejor me venían y encontrando sitios que me gustaba y frecuentaba siempre que podía. También me apunte a clases de inglés y ahí las cosas mejoraron bastante.
Fueron meses donde mi lista de sitios no paraba de crecer e intentaba aprovechar al máximo mis días libres.
Con esas conocí la ciudad de Manchester, que no me gustó nada. Descubrí la acogedora ciudad de Leeds que me pareció bonita y muy inglesa. Mi ciudad favorita sería la preciosa ciudad de York, que es y será mi rincón preferido en Inglaterra.



Luego vendría la aclamada Londres, ciudad que me encanta y en la que me perdí como 200 veces…
En todos estos lugares, casi siempre, me sentí segura, recorría las calles tranquil. Tengo muy buen recuerdo de cada una de ellas. Aunque nunca se me ocurrió visitar ningún sitio al anochecer y siempre procuraba madrugar todo lo posible para estar de vuelta antes de que se fuera el sol.
Para muchos las ciudades inglesas son lugares inseguros, sucios, llenos de borrachos. Estoy muy de acuerdo con su punto de vista, pero si visitas las ciudades durante el día y no te metes en sitios raros creo que tu experiencia será optima.
Cosas que aprendí mientras viajaba por Inglaterra:
- Los lugares que más me gustaron de Inglaterra fueron sus pueblos.
- Puedes comer barato en Inglaterra si sabes donde buscar.
- Inglaterra es un país caro. Muy caro.
- En Inglaterra te acabas acostumbrado a ver basura y suciedad por las calles.
Lo anterior es duro pero si quiero ser sincera al escribir este post tengo que mencionarlo. Las ciudades inglesas, aunque no todas, son bastante sucias. Al convivir con ellos me di cuenta que la cultura y sus costumbres no ayudan a la limpieza del país en general.
Además hay muchas zonas barriales y muchos borrachos por todos lados. Duro pero cierto.
3. Irlanda
Recorrer el sur de Irlanda es una verdadera experiencia. La vida en el campo destaca en cada rincón de los pueblos y ciudades irlandeses. Este hecho lo convierte en un destino muy especial, diferente.
Aunque no soportaba que lloviera cada día y que el sol se ausentara durante días también eso tenía su encanto sobre todo cuando vivías con una familia acogedora y en un pueblo tranquilo.
Conocer Kerry, Kinsale, Killarney y la ciudad de Cork fueron experiencias maravillosas que descubrí más a fondo de la mano de mi novio. Gracias a él pude conocer un poco mejor el país sin el miedo de cruzarme con un tractor más grande que la carretera por el camino.
El Ring of Kerry fue mi experiencia favorita de todo el viaje.
Otros lugares más cercanos a donde vivía los conocí por mi cuenta tomándole el pulso a mi miedo a conducir por las estrechas y encharcadas calles irlandesas. Me sorprendí con lugares realmente únicos y poco conocidos. Entre ellos el lago más bonito y encantador que he visto en mi vida, en el Parque Natural de Gougane Barra.
Además de las tartas de zanahoria que me permitía en alguna cafetería de Macroon.
Lecciones que aprendí al conocer Irlanda:
- La falta de sol te puede desquiciar
- Es esencial ver Irlanda desde el orgullo de su gente por sus tierras y su lucha por la libertad. El campo y su familia son una prioridad.
- El verde que ves en Irlanda es un verde diferente y no sé muy bien como describirlo pero, el verde de Irlanda es verde chillón y los paisajes parecen pintados a manos.
- El estilo tranquilo de los irlandeses hace que Irlanda sea un país para relajarse. Los irlandeses son muy acogedores y amables.
- Las calles irlandesas son desafiantes y conducir por ellas todo un reto.
He intentado resumir todo lo posible mi experiencia viajando sola por estos países europeos. Como puedes leer todos ellos son lugares muy diferentes entre sí y cada uno tiene sus propios retos.
Creo que cada uno de estos destinos han moldeado la persona que soy ahora, y aunque en algunos lo he pasado realmente mal. Si observo en retrospectiva ha merecido la pena haber aprendido tanto, conocido otras culturas y formas de vivir totalmente diferentes.



Gracias a estas experiencias me considero una mujer mucho más fuerte y segura de si misma. Estoy inmensamente agradecida por todo lo que cada situación, bonita, acogedora, difícil o frustrantes, ha aportado a mi carácter.
Simplemente me fui de viaje. Quería conocer mejor el mundo pero resulta que tenía mucho que aprender acerca de mi misma. Las dos cosas a la vez se pueden hacer perfectamente. Créeme.
𝙶𝚛𝚊𝚌𝚒𝚊𝚜 𝚙𝚘𝚛 𝚕𝚎𝚎𝚛 ♡ 𝚃𝚑𝚊𝚗𝚔 𝚢𝚘𝚞